En los últimos años hemos conocido algún que otro espacio similar a La Colmena de Aranda de Duero, la sala de conciertos donde el pasado sábado, 16 de noviembre, Asfalto llevó su show como segundo concierto de esta nueva gira.
Detrás de estos espacios, sin duda, está el empeño de un músico «empeñado», en todos los sentidos, por sacar adelante un sueño: un espacio dedicado a la música que él tanto ama. El perfil suele ser siempre el mismo: una nave en un polígono industrial transformada, con paciencia, a mano y con mucho mérito, en un lugar donde acoger conciertos cada fin de semana. En este caso también acoge un número de salas de ensayo, sin las cuales, sin su alquiler a bandas emergentes, puede que el negocio sería insostenible, y tal vez aun así.
Normalmente, detrás de esta iniciativa, como decíamos antes, hay un saco de romanticismo, alguien que por amor a la música emprende un reto al signo de los tiempos, un tipo perseverante, obstinado, persiguiendo llevarle la contraria a esa tendencia que devalúa cada vez más la música y por derivada a los músicos. Es curioso que, en este tiempo en el que todo debiera ser más fácil, por cuanto los canales para que fluya el arte están más abiertos que nunca, suceda todo lo contrario. Deja ello muchas preguntas en el aire… ¿no crees?
En nuestra opinión, consideramos que estos espacios debieran estar protegidos por la administración, sí o sí, al ser opciones reales para que la cultura anide en ellos. Pero claro, no seamos ingenuos, para eso haría falta ya no que la inteligencia estuviera en el poder, que no lo está, menos aún la sensibilidad. Pero, amigo, mientras la política se nos siga desvelando como un juego de tronos, juego disputado entre «niñatos» a los que les atrae más el ejercicio del poder que pararse a pensar en el beneficio común. Este es un tema encallado al que las nuevas olas parece que tampoco reflotan. Tristemente.
Veréis que del concierto no hablamos, es que ¿para qué?, si siempre se desarrolla de forma similar, es decir: espléndidamente. El público asistente, que se desplazó en mayor cantidad de la esperada hasta aquel polígono, en medio de la estepa castellana, en una noche en la que el termómetro rondaba los cero grados, dar por seguro que marchó feliz y satisfecho rumbo el calor de una estufa.
Disfruté horrores hace 6 años, después de conducir 200 kmts., tras una semana con el corazón destrozado. Un gran sitio «La Colmena Musical». Hubiera vuelto, si hubiera podido, sin dudarlo.
Fué un placer compartir un ratito con Julio y Nacho (el fisio), y después escucharos otra vez más en concierto dandolo todo como siempre.
Nos vemos en Yuncler.
Estuve en el concierto en La Colmena Musical. Tengo 44 años pero apenas llevo un año y medio escuchando a Asfalto, del cual me sonaba su nombre pero tengo que reconocer que no conocía ninguna canción, al menos conscientemente. Curiosamente, la primera canción que escuché de Asfalto fue Melanie, que creo que corresponde a su último disco, Crónicas de un Tiempo Raro, y que Julio Castejón compuso para John Helliwell, saxofonista de Supertramp, que es uno de mis grupos favoritos, sino el que más. Después me compré los dos primeros discos de Asfalto para profundizar y empezar a escuchar más de ellos y me fui enganchando porque me encantaron. El disco Al otro lado no tiene nada que envidiar a otros grandes discos de rock progresivo (El Viejo es un temazo increíble). El directo Al fin vivos me parece sublime y la canción Utopia Suite me parece realmente fantástica. He escuchado otros discos pero aún me queda mucho por explorar. Y tenía muchas ganas de acudir a un concierto.
La verdad que no sabía cuanta gente me encontraría y no sabría decir si más de la que me esperaba o menos. Siempre que voy a ver grupos que me parecen dignos de ver por historia y calidad pienso que debería ir más gente a verlo. Es cierto que también coincidió con un evento en otra parte de la ciudad en la que la gente celebraba sus 45 años y puede que parte de esa gente pudiera haber acudido al concierto.
La verdad es que yo fui sólo al concierto y tampoco coincidí con nadie conocido con quien disfrutarlo. No obstante, también fui solo a ver a Roger Waters el año pasado y lo disfruté muchísimo. Me puse en primera fila frente a los teclados, para poder prestar atención a los músicos e ir escuchando clásico tras clásico y temas no tan conocidos pero que me parecieron de gran calidad. No conozco aún la letra de todas las canciones pero todo se andará. Quizás eché en falta que algunos temas como Ser Urbano o El Viejo, no los tocaran más como las canciones originales, esas notas de bajo altas entre estrofas en Días de Escuela y que no tocaran el Hijo de Lindbergh (entre otras, pero no se puede tener todo) pero en general la experiencia fue satisfactoria y salí muy contento (que no esperaba menos).
Al salir del concierto, escuché a un par de personas que salían decir que eran buenos músicos pero que a Julio Castejón ya le faltaba fuelle. No puedo estar menos de acuerdo: aparte de que me parece alguien con mucha personalidad y determinación, veo que le sobra energía, ilusión y orgullo por la trayectoria de Asfalto y por todas sus composiciones. Ya les gustaría a muchos tener esa enargía y esa ilusión a su edad.
Por último, me emocionó especialmente que mencionara que su primer viaje fuera de Madrid con su primitiva banda Handicap fue a Aranda a una discoteca que supongo que quizás podría ser el Senator’s, la Olympus o el Juan Lanas…No lo sé porque yo no había ni nacido, quizás alguien puede arrojar luz sobre el lugar exacto.
Espero poder veros en algún concierto más de esta gira. Enhorabuena por tu trayectoria, Julio, y a toda la banda por seguir manteniendo vivo a Asfalto.
Un abrazo.