Igual estamos manejando un concepto que aún no ha llegado a ser asimilado en España. Me refiero a qué se entiendo como Art-Rock. Toca explicarlo.

Permitan que me vaya al principio, aunque sólo sea para tratar de ubicar con ejemplos cual es el origen de este concepto que no deja de ser un subgénero dentro del rock.

A finales de la década de los sesenta, el pop, en la cima de su mayor esplendor, va a dar a luz un nuevo concepto. Muchos sitúan los orígenes del rock en el inicio de la explosión de la música juvenil con la llegada del rock’n’roll en los años cincuenta, pero, en mi opinión, no fue así. Estoy entre los que sostienen que el concepto «rock» surge desde la voluntad de ampliar el espectro de posibilidades del pop, es decir, sacarlo del corsé de la fórmula «estrofa, puente, estribillo» que, a los sumo, da como para temas cortos, de menos de 3 minutos. Son los propios músicos, integrantes en su mayoría de bandas de pop, quienes comienzan a experimentar con otras cosas, otros sonidos, otros ritmos, otros conceptos, sin otra intencionalidad tratan de derribar una frontera que les permita crecer como músicos, como creadores.

Sargent Pepper, de los Beatles o Pet Sounds, de los Beach Boys, son un ejemplo paradigmático de esa tendencia que se viene a dar exactamente y por igual a ambos lados del Atlántico. A ello se apuntan otros músicos que siguen el ejemplo, músicos en similar sintonía creativa. Entre todos vienen a alumbrar el rock y por derivación lo que se dio en llamar música progresiva.

En la medida que avanza la década de los años setenta, la música se expande y de ahí deriva la variedad de estilos que ha venido reflejando la creatividad, sin límites ni cortapisas, de los músicos que, porque se lo pudieron permitir, o por esa necesidad de innovar, llevaron a cabo la gran transformación de la música popular añadiéndole nuevos conceptos instrumentales, de sonido, de estructura, como asi mismo de textos y todo ello al servicio de una expresión poética coherente en el más amplio sentido.

Si citamos, además de los ejemplos que he citado al inicio, nombres como Génesis, Allman Brothers, Queen, Pink Floyd, Supertramp, David Bowie, Yes, Radio Head… y otras tantas, incluso los de algunas formaciones actuales, no haré otra cosa que definir de qué va esto del Art-Rock. Pues bien, este concepto, cada vez más utilizado internacionalmente para citar a grupos actuales que optan por referenciarse en los nombres que acabo de citar, también existe en España.

Nadie duda de que los castellonenses Dry River son el paradigma de ese nuevo rock progresivo, factible de ser cantado en la lengua de Cervantes. Pero hay más: nadie que haya escuchado el directo de los Asfalto del siglo pasado y más aún a los del XXI, podrá ubicarlos fuera del concepto Art-Rock. Juntar ambas bandas sobre un mismo escenario, es tener la posibilidad de darse un auténtico gustazo alegrándose de que algo así lo tengamos tan cerca, tan a mano.

Y así sucedió el pasado viernes en la ciudad de Valencia, aunque, tal vez, el público valenciano, no se llegara a dar cuenta de ello poniéndolo en su justo valor. En otro lugar, en otro tiempo, se hubiera precisado un espacio mucho mayor para acoger a tanta audiencia.

Con todo, ambas formaciones, sobre un escenario más bien exiguo, diría que injusto, mostraron de qué son capaces. Propuestas así, perfectamente exportables, dignificarían la musica española en el exterior; más aún, siendo cantada en el idioma en el que se comunican 600 millones. Señores del Instituto Cervantes, ¿a qué esperan?.

Carlos Rodriguez.

Dry River, foto finish