Siguiendo la coordinación que esta Web mantiene con radio Asfalto, esta semana se ha elegido este disco como «Album de la Semana».

Nuestro amigo, Mariano Muniesa, ha escrito para todos un amplio comentario de lo que le supuso la experiencia de conocerlo, cuando recién comenzaba a adentrarse en el universo de la música rock

Asfalto, seguramente más por circunstancias sobrevenidas que quizá por voluntad propia y deliberada, es un grupo que en su dilatada trayectoria ha pasado por diferentes etapas que aunque siempre han conservado el nexo común de continuidad en la temática de sus letras – ecología, pacifismo, libertad, ideas de progreso, de solidaridad, amistad, experiencias humanas muy apegadas a lo común, a lo cotidiano, a lo que todos podemos compartir- y una especial habilidad para combinar la fuerza y la melodía, la dureza y la sensibilidad, ha escrito su historia a base de etapas claramente diferenciadas entre sí. 

Este disco, ‘Más que una intención’, marcó el inicio de una etapa dentro de la historia de Asfalto identificada básicamente con la presencia de Miguel Oñate como cantante, aunque me parece que cabe señalar como a pesar del cambio que obviamente supuso la entrada de Miguel en el grupo, si se escuchan con detenimiento ‘Más que una intención’ y su antecesor, ‘Déjalo Así’, se puede apreciar no tanto en la producción, desde luego, pero sí en muchas de las composiciones una evolución natural de un trabajo a otro. 

Más allá de la evolución musical y la calidad de las canciones, que personalmente siempre defenderé que marcan uno de los momentos de mayor brillantez, inspiración y magia de Asfalto, este disco significó un momento muy especial y sumamente trascendente en la historia del grupo, por cuanto su edición fue una aventura fascinante, pero no exenta de riesgos y en la que si las cosas no hubieran salido bien, quizá el futuro del grupo hubiera estado seriamente en entredicho. 

Asfalto y Chapa Discos / Zafiro terminaron su relación con la edición de ‘Déjalo Así’. A finales de 1981 Asfalto no tenía compañía discográfica. Recuerdo incluso una entrevista publicada aquel verano en Popular 1 en la que Julio Castejón decía sin ambages que ya por aquel entonces estaban pensando en cambiar de compañía. Quizá animados por la eclosión de sellos independientes que dieron salida a muchas producciones en aquel momento más centrados en el ámbito del pop, Julio decidió en 1982 dar el paso de ahorrarse la ruta de los sordos y sacar el nuevo disco del grupo con su propio sello, Snif. Bajo esta etiqueta se pondría a la venta en mayo de 1983 ‘Más que una intención”. 

1983 Asfalto foto que apareció en la contaportada de «Mas que una Intención»

Un disco que se grabó durante el mes de marzo de 1983 en los estudios Trak y en el que si exceptuamos ‘Al otro lado’, Asfalto hicieron a nivel técnico la mejor producción de su carrera hasta ese momento. ‘Más que una intención’ presentaba a unos Asfalto que sonaban con la contundencia y al mismo tiempo la limpieza y la calidad con la que sonaban grupos de hard rock de nivel internacional como Toto o Survivor. Eran unos Asfalto con un sonido plenamente de los 80, contemporáneos, en los que la batería de Enrique y el bajo de Guny sonaban densos, sólidos, fuertes, empujando la energía de las canciones, con unas guitarras de Julio que combinaban a la perfección por un lado melodías cálidas y riffs crudos, un trabajo de Jorge G.Banegas en los teclados sensacional, llenando de matices cada canción y un tratamiento de las voces, tanto la de Miguel como la de Julio, magistral. 

‘Más que una intención’ era asimismo un disco que tenía una notable carga de crítica social, incluso política, como ha sido siempre seña de identidad del grupo, pero que muy especialmente en estas canciones, incluso dentro de esa crítica, se desprendía un mensaje positivo, optimista, una filosofía que llamaba a rebelarse, a no resignarse, y sobre todo, a creer en uno mismo, a convencerse de que a pesar de todas las trabas con las que nos enfrentábamos y nos seguimos enfrentando día a día, la voluntad de superarse, de luchar, de no bajar la cabeza, es lo mejor que tenemos y es lo que nos hará posible siempre ganar un futuro mejor. Sabiendo que ese grupo además estaba luchando además por sacar adelante un proyecto autogestionado e independiente, se percibía esa ilusión y esa energía que con toda seguridad todos ellos vivían en 1983 ante un reto así. 

Esa es una de las muchas razones por las que este disco siempre me tocará muy especialmente la fibra sensible. Cuando se editó en 1983 este disco yo tenia 16 años, aún estaba acostumbrándome a vivir en Madrid, y tenía todas las dudas, inquietudes e inseguridades propias de un chico de esa edad. Me sentía incómodo en esa sociedad, me sentía rebelde, inconformista, odiaba el colegio y todo lo que representaba, odiaba la hipocresía que había en mi ambiente, incluso en mi familia, fue la época en la que además de descubrir  el rock´n´roll y el heavy metal, empecé a tener inquietudes políticas, empecé a leer determinados libros, empecé a desarrollar algo parecido a una conciencia acerca de cómo era el mundo y la sociedad en la que vivía… me bullían miles de ideas en la cabeza y de sentimientos en el corazón, pero nunca sabía como expresarlos. Y de pronto, aparecieron unos tíos que en sus canciones, por decirlo de alguna forma, hablaban mi lenguaje y decían lo que yo quería decir pero no sabía como. Esos tíos eran los Asfalto de ‘Más que una intención’.

“Concierto Fatal”, una canción en la que el juego de voces entre Miguel Oñate y Julio Castejón es fabuloso, así como el trabajo de Jorge G.Banegas en el teclado, la fuerza de “La Batalla”, de “La Paz Es Verde”, de “Richie (Estrella del rock)” y de “Joven Ruso”, la emotividad y la ternura de “El Hijo de Lindbergh”, la garra de un temazo como “Más que una intención”, la musicalidad y la belleza de “Tiempo Gris”, la fabulosa “Tenías Razón”… canciones con una personalidad única que siempre me estremecen cuando las vuelvo a escuchar y en las que con el paso del tiempo, reconozco huellas de los Beatles, de Supertramp, de Deep Purple, de Rush, de Queen, de Chicago, de Blood, Sweat & Tears, de Rainbow y de mucho de lo mejor de la historia del rock. 

Pero al lado de todo eso, y si me lo permitís quiero dejaros una confesión algo más personal, pero que estoy seguro que compartirán conmigo mucha de la gente que lea estas líneas y que pertenezca a mi generación. 

Primavera-verano de 1983. Un Madrid en el que el rock vibraba en los barrios y los billares y en el que en el Rastro comprábamos aquellas cintas de casette con ‘Piece Of Mind’ de Iron Maiden, ‘El rock de una noche de verano’ de Miguel Ríos, ‘Power And The Glory’ de Saxon o ‘Metalmorfosis’ de Barón Rojo. 

“Disco-Cross” de 2 a 4 de la tarde en Radio Cadena, y el Pirata en Popular FM por las noches. “Musical Express” en la 2 de Televisión Española los domingos por la tarde. Devorar cada página de la Heavy Rock, que empezó a publicarse justo en aquellos meses. Mis primeros canutos en “El Buscón” de Lavapiés, concierto de Saxon en el Pabellón del Madrid tras correr huyendo de las cargas de la policía a caballo y festival inolvidable en la plaza de toros de San Sebastián de los reyes con Asfalto, Leño y Barón Rojo. Bailar heavy metal como un loco cada viernes en la discoteca “Osiris” de Meléndez Valdés, en Argüelles, nada más escapar de la última clase. Pillar unos litros en la bodega de la calle Almansa, al lado del bar “El Mejillón” y escuchar a AC/DC en el loro del Charli en el parque.

2º de BUP, sacar en junio sobresaliente en inglés, notable en Geografía e historia y Literatura, aprobar raspado Latín y catear Matemáticas. Y una maravillosa ensoñación de cabellos rizados y ojos oceánicos que se llamaba Sonia y vivía en Ciudad Lineal. 

Todo eso fue también para mi ‘Más que una intención’. Como para muchos de vosotros y de vosotras, estoy seguro.