Dentro del chat interno que la banda activa en cada concierto, se recibió una información que decía; «olvidaros de montar tarimas, simplificar al máximo, escenario mínimo…» Cada vez que nos enfrentamos a un montaje así, ya sabemos que tendrá consecuencias negativas para el desarrollo del show, tal cual todos deseamos.

Tanto el montaje de los equipos, como la prueba de sonido, se alargó por más de 4 horas. Aun así y con todo, los músicos se fueron preocupados al camerino. Y es que, una banda tan compleja técnicamente, necesariamente ha de tener dificultades cuando el espacio no requiere unos mínimos.

Pero todo eso quedó de soslayo nada más comenzar el concierto. Una sala repleta de un público entusiasmado, hizo que los músicos pasaran por encima de las dificultades. Al final, un concierto de proximidad que se substanció en una noche pletórica, algo que ya no es nuevo.

Las sala The Rose de Yuncler (Toledo) se ubica sobre lo que hace 40 años era la «Discoteca Rey». Aquella sala acogió varios conciertos del primer Asfalto que se conoció, cosa que venía de natural por ubicarse la localidad en la comarca toledana de La Sagra, sin duda el lugar de la geografía nacional que brindó su primer gran aplauso a una carrera que ha llegado hasta nuestros días. Tan importante fue aquel apoyo que, cuando Julio Castejón se dirigió al público desde el escenario, recalcó que aquellos primeros conciertos por la zona, que se sucedían semana tras semana, permitieron que la banda pudiera pagarse sus equipos.

Más de cuatro décadas después, todos pudimos disfrutar de una realidad que, sin duda, se sustenta en lo que sucedía en aquellos años con una juventud que ya para entonces disfrutaba con una música diferente, la de Asfalto.

Puede decirse que en una noche otoñal, lluviosa, una rosa floreció.

Gracias Yuncler, gracias La Sagra, gracias Toledo…