Desde el 24 de enero, en Valencia, última vez que ASFALTO se subió a un escenario, hasta anoche, 8 de agosto, han sucedido muchos y muy tristes acontecimientos. Todos aquellos que pertenecemos al sector de las artes escénicas estamos viviendo una situación que a muchos les ha llevado al borde de la desesperación.

La suspensión de todos los conciertos donde este año la banda estaba anunciada, se fueron cayendo uno tras otro. No quedaba otra que asumir con resignación un hecho tan fortuito, tan desesperante. Pero cuando a medida que salíamos del estado de alarma se nos anunció el concierto de La Adrada (Avila), así como el de Belorado (Burgos), un soplo de esperanza y normalidad se instaló en la banda. Lamentablemente las noticias de los nuevos brotes volvieron a devolvernos al terreno de la incógnita respecto de una cancelación que podía ser inminente. Y aún puede serlo en el caso del segundo, Belorado, el cual, por el momento, se nos dice que se retrasa una semana, al día 21.

De cualquier forma siguió para delante el primero de ellos y anoche se llevó a cabo el concierto de La Adrada. Es fácil imaginar lo que le supuso a la banda reencontrarse sobre un escenario tantos meses después. El ambiente entre músicos y técnicos era equiparable al de las grandes noches. Alegría por un regreso a la normalidad, aunque sea tan circunstancial y peculiar. Sólo había que ver con que entusiasmo aparecieron sobre el escenario cuando el concierto se inició. No importaba verse aislados del público, y a su vez éste entre sí. Cuando todo comenzó a sonar, y sonar tan bien, parecía que los últimos meses han sido algo así como un paréntesis que no ha afectado al estado de forma de estos cinco geniales músicos. Ni un desajuste, ni una duda. Y eso sí, como siempre la sensación de verles disfrutar durante dos horas.

Lo que si que queda de manifiesto es que el público que sigue a la banda una vez más se mostró ejemplar. Lo que en principio pudiera parecer como un concierto frío, consecuencia de las normas que se han impuesto, ello no fue óbice para ver en sus caras, en sus gestos, la misma emoción de siempre. Eso sí, ahora sentados, con mascarilla y con… bueno, con todo lo que las circunstancias obliga.

Queda para la reflexión que, mientras esta situación se mantenga, no hay por qué dejar de celebrar conciertos de Asfalto. Ojalá esto se tenga en cuenta y este tipo de eventos se sigan dando. No es casualidad que ayer se incluyera en el repertorio «Es Hora de Vivir». La vida continúa.

Como nota, decir que anoche las mariposas no se quisieron perder el concierto e invadieron el escenario. Queremos ver que su presencia era testimonio de todos aquellos a los que esta maldita pandemia se ha llevado por delante.

Mutis guardando las distancias.